Las claves para conocer un buen cirujano

26/08/13
Fuente: Diario Clarín (Argentina)
Opninion por Jorge O. Güerrisi MEDICO CIRUJANO. Jefe Servicio Cirugía Plástica Reconstructiva DEL Hospital Argerich  


Es en la profesión del cirujano donde se puede aplicar la frase “corazón de león, ojo de águila y manos de mujer”. La pasión y la fuerza asociadas al uso delicado y perspicaz de las manos con una visión inteligente e imaginativa son las armas de un verdadero cirujano. Es difícil encontrar una definición para la cirugía plástica; es por un lado “arte” y por otro “ciencia”, es la aplicación científica del arte a través de la acción de un arquitecto y escultor biológico que es el cirujano plástico.

El cirujano plástico rara vez se enfrente con la decisión entre la vida o la muerte pero sí con determinaciones que pueden ocasionar resultados desfavorables o evitar complicaciones.

El trabajo quirúrgico exige una intensa, prolongada y constante concentración visual y mental capaz de ser continuada durante muchas horas y por espacios de largos periodos de tiempo.

No es lo mismo un “médico operador” que un cirujano; las cirugías realizadas por éste último, mostrarán no solo la excelencia, sino la impronta de la mística que la cirugía necesita. Esto debe aplicarse en la cirugía plástica, que en los últimos 60 años ha alcanzado gran importancia y se ha consolidado como una de las ramas más buscadas de la cirugía.

Toda la medicina tiende al bien de la persona, aspira a proporcionar al doliente, a conseguir el bienestar físico.

Sólo la cirugía plástica puede llegar al alma, dar ilusión y esperanza.

Podría argumentarse que la preparación de un cirujano plástico no debería ser tan importante como la de un cirujano general, pero las exigencias deben ser iguales a las requeridas para otras especialidades como neurocirugía, cardiocirugía, etc. La preparación ideal del cirujano plástico comienza con hacer primero la especialidad de cirugía general porque es necesario tener los conocimientos de la cirugía básica que después aplicará.

Hoy la preparación académica es cada vez más deplorable, no sólo porque la universidad ha disminuido en su excelencia educativa, sino porque los hospitales donde se debe hacer la práctica quirúrgica indispensable para la formación del cirujano plástico están cada vez más empobrecidos, faltos de elementos, atrasados en la aparatología moderna y complicados administrativamente en detrimento de un ejercicio médico moderno e intenso.

La obtención rápida de dinero y reconocimiento social ha reemplazado al esfuerzo, el estudio, la investigación y los reparos éticos indispensables.

El concepto de Enrique Finochietto sobre “el que cumple con su deber es aquel que cumple mas allá de sus obligaciones” debe ser aplicado en las funciones del cirujano plástico, que no solamente tratará de hacer una cara o un abdomen hermoso sino que deberá devolver a los pacientes la esperanza de una “nueva vida”.